El miedo tiene muchas máscaras en nuestras vidas, juega un papel clave en
la forma en que construimos todo, desde nuestras relaciones y nuestras
carreras, hasta nuestros romances y la salud de nuestros cuerpos, el miedo
surge casi a diario como un patrón en nuestras vidas que no reconocemos.
Es un patrón que está profundamente arraigado en nuestra conciencia colectiva,
el cual puede describirse como nuestros miedos esenciales.
Los patrones universales de miedo pueden ser tan sutiles en sus
expresiones, pero tan dolorosos de recordar, que creamos con mucha habilidad
máscaras que los hacen soportables. Debido a las maneras en que enmascaramos
nuestros miedos, jamás tenemos que hablar de nuestros sufrimientos más
profundos. Pero que no hablemos sobre ellos no significa que no estén;
permanecen con nosotros, persistentes y sin haber sido resueltos, hasta que
algo ocurre y simplemente ya no podemos mirar en otra dirección. Cuando nos
permitimos profundizar un poco en estos poderosos momentos, lo que descubrimos
es que por muy distintos que pueden parecer nuestros miedos, todos concluyen en
solamente tres patrones básicos (o en una combinación de ellos): el miedo a la separación y al abandono, el miedo a no tener
autoestima, y el miedo a entregarnos y confiar.
Los revisaremos juntos:
NUESTRO
PRIMER MIEDO ESENCIAL: SEPARACIÓN Y ABANDONO
En el interior de todos nosotros existe el sentimiento de que estamos
solos. En el marco de toda familia y de cada persona, hay un sentimiento no
expresado de que de alguna manera estamos separados de aquél o aquello
responsable de nuestra existencia.
Cuando tenemos miedo en nuestras vidas, incluso si no somos conscientes de
qué es exactamente, manifestamos ideas radicales respecto a lo “correcto” o a
lo “incorrecto” de una situación, o a cómo “debería” haber funcionado. Estas
manifestaciones nos muestran nuestros miedos; cuanto mayores sean, más
profundos los miedos. Y casi nunca se equivocan.
Si no recuerdas conscientemente tu miedo a la separación y al abandono hay
grandes posibilidades de que se manifieste en tu vida como menos lo esperas y
durante los momentos más inconvenientes. En tus relaciones amorosas,
tu profesión y amistades, por ejemplo, ¿eres tú a quien
“dejan”? ¿Eres siempre el último en darte cuenta que la relación se ha
terminado? ¿Matrimonios, trabajos y amistades perfectamente “buenos” parecen
derrumbarse ante tus ojos sin advertencia? O quizá te
encuentres en el otro lado: ¿Siempre dejas relaciones,
profesiones y amistades en su mejor momento por temor a ser herido?
Si este tipo de escenario ha aparecido en tu vida o lo está haciendo ahora,
hay muchas posibilidades de que hayas creado de forma maestra, una manera
socialmente aceptable de enmascarar tu miedo más profundo al abandono y la
separación. Al repetir estos patrones en relación tras relación, puedes reducir
el dolor de tus miedos hasta un nivel soportable. Incluso, puedes pasar así
toda tu vida. Sin embargo, la desventaja es que el sufrimiento se convierte en
una distracción. Se convierte en tu forma de alejar tu mirada de este miedo
universal.
NUESTRO
SEGUNDO MIEDO ESENCIAL: BAJA AUTOESTIMA
Existe un sentimiento arraigado en cada persona que de alguna manera no
somos lo suficientemente buenos. Sentimos que no merecemos reconocimiento por
lo que hemos contribuido a familias, comunidades y lugares de trabajo. Sentimos
que no somos merecedores de ser honrados y respetados como seres humanos. A
veces, incluso, nos sorprendemos de que seamos lo suficientemente buenos como
para estar vivos.
Cada uno de nosotros tiene sueños, esperanzas y aspiraciones de lograr
cosas grandiosas en su vida, y muy a menudo encontramos todas las razones
para excusarnos por no lograrlo. Nuestro miedo de no ser lo suficientemente
valiosos como para tener amor, aceptación, salud y longevidad, promete que cada
una de nuestras relaciones refleje el miedo de ser poco valiosos. Y eso ocurre
en formas que no sospecharíamos ni en un millón de años.
¿Cuántas
veces te has conformado con relaciones que no son lo que tú verdaderamente
deseas, pero las excusa diciendo cosas como: “Por ahora esto es lo mejor” o
“Este es un trampolín hacia algo mejor”? ¿Te has descubierto diciendo alguna
vez: “Me encantaría compartir mi vida con una pareja amorosa, compasiva, tierna
y cariñosa, pero… ” o “Este no es el trabajo en donde puedo realmente expresar
mis talentos y habilidades, pero…” seguido por todas las razones por las cuales
no puedes realizar tus sueños más grandiosos en este momento? Si estos o casos similares se han presentado en tu vida, hay grandes
posibilidades de que sean máscaras hábilmente creadas por ti mismo para
cuestionar tu valía.
NUESTRO
TERCER MIEDO ESENCIAL: ENTREGARNOS Y
CONFIAR
Existe el sentimiento en nuestro interior de que no es seguro hacer algo
así, no es seguro confiar en los demás, en la sabiduría de nuestros cuerpos o
en la paz del mundo. Cada día vemos ejemplos de conductas que parecen
justificar e incluso perpetuar la sensación de que vivimos en un mundo
atemorizante y peligroso. Desde el terror, los asesinatos y los asaltos que
vemos en el mundo en general, hasta las violaciones de confianza y las
traiciones que experimentamos en nuestras vidas personales.
Si, a fin de cuentas, nuestro sentido de seguridad en el mundo debe
provenir de la seguridad que sentimos en nuestro interior. ¿Quién o qué experiencia nos enseñó que nuestro mundo no es seguro
y que no debemos confiar?
La raíz de nuestras experiencias “negativas” puede reducirse a uno de los
tres miedos universales (o a una combinación de ellos): abandono, baja
autoestima o falta de confianza.
Si deseamos que algo cambie, debemos romper el ciclo y empezar a vernos de
otra forma. Suena sencillo, ¿no es así?. Puede ser engañosamente simple pero
cambiar la forma en que nos vemos es quizá la práctica más difícil con la
que nos hemos enfrentado en nuestras vidas. Debido a nuestras creencias
internas, experimentamos en nuestro mundo externo la gran batalla que se está
librando en el interior de todos los corazones y las mentes de cada persona que
vive la lucha que define lo que creemos que somos.
Debemos tener la fortaleza de vencer estos miedos, de dejar las apariencias
y vivir como sentimos, afrontando las consecuencias que vengan, pues el miedo
siempre representara cadenas que nos atan donde estamos y a la situación que no
queremos…solo que no lo aceptamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario