XIX
INICIATIVA
No nos
confundamos
Con la
realidad caleidoscópica.
Usando sabiduría y coraje al
actuar, no sumemos a la confusión.
El mundo es una tormenta de
una miríada de realidades, pero no podemos permitirnos ser arrastrados al
vórtice. Hacerlo es estar perdidos y perder el verdadero centro, donde vendrá
todo entendimiento. Debemos actuar, pero de la forma correcta.
La acción debe ser guiada tanto por el intelecto como la experiencia. Aprendemos de maestros, de los mayores y de los demás. Pero también
debemos poner a prueba en el mundo lo que hemos aprendido. No es suficiente
simplemente meditar, y no es suficiente sólo tener un conocimiento teórico. Necesitamos ambos para ser sabios.
Sólo cuando se combinan la sabiduría, el coraje, la oportunidad y la
perseverancia uno puede tener bases sólidas para la iniciativa. La acción debe
ser completa. Debe ser limpia; no puede
dejar malas ramificaciones o rastros persistentes. Un acto que deja en su
estela destrucción, resentimiento, o desorden es un acto pobre. Entonces la
iniciativa es insuficiente y el Tao no ha sido logrado.
ESPECTRO
La luz pura
es todos los colores.
Por lo
tanto, no tiene tonalidad.
Sólo cuando lo individual es
aislado aparece el color.
Cuando vemos un raudal de pura
luz del sol bajando hacia nosotros, es un puro
resplandor tan brillante que
no podemos discernir ni los detalles ni las tonalidades de su origen. Pero
cuando la luz alcanza las delicadas alas de una libélula, o cuando brilla a
través de la lluvia brumosa, o incluso cuando brilla en la superficie de
nuestra piel, es polarizada en millones de diminutos arcoíris.
El mundo estalla en color
porque la miríada de superficies y texturas fracturan la luz en innumerables
dimensiones sobrepuestas.
Lo mismo es cierto respecto
del Tao. En su estado puro, lo encarna todo.
Por consiguiente, no muestra
nada. Tal como la luz pura tiene todos los colores pero no muestra ningún
color, así también toda la existencia está inicialmente latente y sin
diferenciación en el Tao. Sólo cuando el Tao entra en nuestro mundo estalla en una
miríada de cosas. Decimos que todas las cosas le deben su existencia al Tao. Pero
en realidad, esas cosas son sólo reflejos del grandioso Tao.
La luz coloreada, cuando se mezcla, se vuelve otra vez luz pura,
brillante.
Es por eso que quienes siguen
el Tao constantemente hablan de retornar. Unifican todas las áreas de sus vidas
y unifican todas las distinciones en un todo. No puede haber diversidad en la unidad. Cuando nuestra consciencia se
reúne con el verdadero Tao, hay sólo luminosidad, y todos los colores
desaparecen.
COOPERACIÓN
Cooperación
con otros.
Percepción,
experiencia, tenacidad.
Saber cuándo
liderar y cuando seguir.
Cuando nos involucramos en una
fraternidad, debemos gradualmente volvernos una parte integral, orgánica de
dicha organización. La relación será de mutua influencia: Debemos influir
cuidadosamente en lo colectivo, y a cambio, nosotros seremos moldeados por la
compañía que frecuentamos.
Influenciar a otros requiere de percepción. Necesitamos saber cuándo
actuar, cuándo ser pasivos, cuándo otros son receptivos hacia nosotros, y
cuándo no escucharán.
Esto requiere de experiencia,
por supuesto, y es necesario participar en un gran número de relaciones –desde
nuestras familias hasta asociaciones comunales- para cultivar la sensibilidad
apropiada.
Habrá tanto momentos de
frustración como de éxito, y en ambos casos una cierta tenacidad es crucial.
Si nuestras iniciativas se ven
frustradas, debemos perseverar ya sea manteniendo nuestra posición o cambiándola
si una mejor prevalece.
Si tenemos éxito, no debemos
depender sólo de nuestro carisma, sino que debemos trabajar para realizar
cabalmente lo que el grupo ha resuelto hacer.
El verdadero liderazgo es una
combinación de iniciativa y humildad.
El mejor líder permanece
oculto, liderando pero sin llamar la atención hacia su persona. Mientras la
colectividad tenga dirección, el líder está satisfecho.
El crédito no es algo a ser
reclamado, será otorgado cuando la gente se de cuenta de que fue la sutil influencia
del líder lo que les trajo el éxito.
ORDINARIO
Paraguas,
luz, paisaje, cielo,
No hay
lenguaje de lo sagrado.
Lo sagrado
se halla en lo ordinario.
Nadie es capaz de describir lo
espiritual sino comparándolo con cosas ordinarias. Una escritura describe el
mundo divino como un “paraguas de protección.” Otro dice que Dios es luz. El
paraíso se supone que esté en el cielo, e incluso los ascetas que han rechazado
el sexo usan imágenes eróticas para describir la iluminación.
La gente tiene que recurrir a la metáfora para establecer lo divino.
Incluso se han inventado
lenguajes esotéricos que desconciertan a los que son ajenos. Eso le parecen las
palabras sagradas a los no iniciados.
Después que uno aprende a
leerlas, su mensaje comienza a ser asimilado. Ya no nos preocupamos acerca de
las imágenes, porque hemos encontrado la verdad que las palabras estaban indicando.
Cuando compras algo que tiene instrucciones para armar, sigues las
indicaciones, pero no veneras luego las instrucciones.
El logro espiritual no es diferente. Una vez que lo has obtenido, las
instrucciones se vuelven secundarias.
La espiritualidad alcanzada no
es diferente del partido de pelota que juegas, del trabajo que realizas, del
auto que manejas, del amor que haces.
Si siempre consideras al Tao
como extraordinario, entonces permanece desconocido y fuera de ti mismo –un
mito, una fantasía, una cantidad innombrable. Pero una vez que lo conoces, es tuyo y es parte de tu vida cotidiana.
TIEMPO
El río,
curso de olas, corriente ininterrumpida, el nacimiento, el canal, la desembocadura.
¿Pueden ser divididos?
Cada día, todos enfrentamos un
problema peculiar.
Debemos validar nuestro pasado, enfrentar nuestro presente, planear para
el futuro. Quienes creen que la vida era
mejor en los “viejos tiempos” son a veces ciegos a la realidad del presente;
quienes viven sólo para el presente con frecuencia tienen poca consideración
por los precedentes o las consecuencias; y quienes viven sólo para alguna
recompensa diferida muchas veces se presionan a si mismos con demasiada negación.
Pensar en el pasado, el
presente y el futuro es una técnica conceptual útil, pero en última instancia
deben ser adecuadamente balanceados y unidos.
Debemos entender cómo nos
afecta el pasado, deberíamos mantener el presente lleno de experiencias ricas y
satisfactorias, y deberíamos dedicar algo de energía cada día a construir para
el futuro.
Tal como del río se puede decir que tiene partes que no pueden ser
claramente divididas, así también deberíamos considerar íntegramente nuestro
tiempo al decidir cómo vivir.
POSICIONAMIENTO
La garza se
para en el mar azul. Solitaria, blanca,
inmóvil por horas.
Un pez!
Veloz flecha avícola: La presa capturada.
La gente siempre pregunta cómo seguir el Tao.
Es tan fácil y natural como la
garza parada en el agua.
El ave se mueve cuando debe;
no se mueve cuando la quietud es lo apropiado.
El secreto de su serenidad es
un tipo de vigilancia, un estado contemplativo.
La garza no está en mero
atontamiento o dormida. Conoce una quietud lúcida. Se para inmóvil en la corriente del agua. Imperturbable, mira fijamente y está
consciente.
Cuando el Tao le trae algo que
necesita, aprovecha la oportunidad sin vacilar o delibera. Luego vuelve a su
inactividad sin perturbarse a sí misma o a sus alrededores.
De no haber encontrado la
posición correcta en la corriente de agua y permanecido paciente, no habría
tenido éxito.
Las acciones en la vida pueden
ser reducidas a dos factores: posicionamiento y oportunidad. Si no estamos en el lugar correcto en el
momento correcto, es imposible aprovechar lo que la vida tiene para ofrecernos.
Casi todo es apropiado si la acción está en concordancia con el momento
y el lugar. Pero debemos ser vigilantes
y estar preparados.
Incluso si el momento y lugar son correctos, igual podemos perder
nuestra posibilidad si no nos damos cuenta de la oportunidad, o si actuamos
inadecuadamente, o si nos obstaculizamos a nosotros mismos con dudas y reconsideraciones.
Cuando la vida presenta una oportunidad, debemos estar listos para
aprovecharla sin vacilación o inhibición. La posición es inútil sin conciencia.
Si tenemos ambos, no cometemos
errores.
ABSORCIÓN
Luz carmesí
atravesando sombra de pinos. El sol poniente posándose en el océano.
La noche
sigue a la puesta de sol, El día sigue a la luna que huye.
Con demasiada frecuencia
tendemos a pensar que la absorción es algo estático: El agua es absorbida en la
esponja, y allí se queda.
Pero la verdadera absorción es involucrarse totalmente en la evolución de la
vida, sin vacilación o contradicción. En la naturaleza no hay alienación. Todo
pertenece.
Sólo los seres humanos nos
mantenemos distantes de este proceso.
Tenemos nuestra civilización,
nuestros planes personales, nuestras propias emociones mezquinas. Nos divorciamos
del proceso, incluso mientras anhelamos amor, compañerismo, comprensión y
comunión. Constantemente nos frustramos a nosotros mismos al cuestionarnos, al hacernos
valer en los momentos equivocados, o dejando que el odio y el orgullo nublen nuestras
percepciones. Nuestra alienación es
autogenerada.
Mientras tanto, todo en la
naturaleza continúa su constante fluir.
Necesitamos soltarnos, entrar
libremente en el proceso de la naturaleza, y ser absorbidos en ella.
Si nos integramos con ese proceso, tendremos éxito. Entonces la secuencia de las cosas será tan evidente como la salida del sol y de la luna, y todo será como debería ser.
XII
DAR FORMA
Una alfarera en la rueda.
La forma
aumenta mientras las opciones disminuyen;
La suavidad
se torna dureza.
Cuando la alfarera comienza a
moldear una vasija, toma un poco de arcilla, forma una tosca esfera, y la
arroja a la giratoria rueda de alfarería.
Puede caer descentrada, y debe
comenzar a moldearla cuidadosamente hasta que sea un suave cilindro.
Entonces trabaja la arcilla,
estirándola y comprimiéndola mientras gira.
Primero es una torre, luego
parece un hongo rechoncho.
Sólo después de hacerla subir y bajar muchas veces, aprieta lentamente
la arcilla que gira hasta que sus paredes se levantan de la rueda.
No puede seguir por mucho
tiempo, pues la arcilla comienza a “cansarse” y se hunde. Ella le da la forma
que imagina, y la deja a un lado.
Al día siguiente, la arcilla
estará dura como cuero, y puede darla vuelta para formar la base. Puede tallar
alguna decoración en la superficie.
Eventualmente, el cuenco será
horneado, y entonces la única opción son los colores a aplicar; no se le puede cambiar la forma.
Así es como formamos todas las situaciones en nuestras vidas.
Debemos darles una forma tentativa y lanzarlas al centro de nuestras
vidas. Debemos estirar y comprimir,
probando la naturaleza de las cosas.
Mientras vamos formando la situación, debemos estar conscientes de qué
forma queremos que tomen las cosas.
Mientras más cerca esté algo
de completarse, más concluyente y definitivo se vuelve. Nos van quedando menos
opciones, hasta que lo que queda es el impacto total de nuestra creación.
Belleza o fealdad, utilidad o fracaso, vienen del proceso de dar forma.
DESASTRE
Noche negra y muda,
El desastre golpea en su propio momento.
OPTIMISMO
Cielo azul clareando,
TRABAJO..
El leñador trabaja en todas las estaciones.
desperdiciado. Si tratara de agregar fuerza al giro del hacha, no ganaría nada.
Como el leñador, todos nos podemos beneficiar al trabajar acorde a las
circunstancias estacionales.
TOLERANCIA
El aliento ártico enrosca las montañas,
durante las tormentas, pero la mayoría resiste pacientemente y aguanta su suerte.
Soportan la lluvia, la nieve, el viento y el frío.
suelo. Resisten y esperan, el poder de su crecimiento aparentemente dormido.
Viento en la cueva:
En una cueva, todos los sonidos externos son suavizados por la roca y la tierra, pero esto hace que los sonidos del latir del propio corazón y la respiración sean audibles.
cotidiano pero nos permite oír lo sutil en nuestras propias vidas.
Al entrar en ese sonido, entramos en la suprema pureza.
REFLEJO
Luna sobre agua.
Entonces no podemos ser receptivos al Tao.
El agua turbia se volverá clara si se le permite quedarse tranquila, y así también se aclarará la mente si se le permite estar en calma.
Enderezar lo torcido,
Lavarse al amanecer:
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