Sé amable con el miedo,
El es un niño, hijo de lo
desconocido,
Ha viajado años luz para
encontrarte.
No temas sentirlo en todo
tu ser,
No te lastimará,
Déjalo que se acerque,
Permítele penetrarte si
así debe ser.
Siente su vitalidad, el
corazón latiendo rápidamente,
La vibración y cosquilleo
en el cuerpo,
Hasta que no exista
división entre “tú” y el “miedo”,
Hasta que ya no puedas
llamarle “miedo” en absoluto,
Hasta que sólo sea vida,
pura e inmediata, indescriptible,
Y benevolente.
El miedo es algo que se
quiebra y se abre a lo desconocido,
Es la explosión de las
incertidumbres.
Es el forjarse un nuevo
camino en lo vasto de la noche.
Es la emoción de estar
despierto.
El miedo te recuerda que
vives en el borde del misterio,
Que bebes de la fuente de
las posibilidades,
Que tu ser es inmenso,
Que sólo lo falso puede
morir.
No alejes tu miedo,
Ni lo etiquetes de
“negativo” o “no espiritual”,
No finjas que no está
allí,
No te apresures a querer
eliminarlo, o transformarlo.
Ni siquiera lo sanes.
No es un enemigo, y no es
un error,
Contiene una gran
inteligencia y poder sanador,
Es ancestral y sabio,
Inclínate ante él.
Permite que el miedo sea
miedo,
que se manifieste en toda
su magnitud,
Pero no temas,
Permite que el cuerpo se
sacuda,
Permite que el corazón
tiemble,
Sabes que estas presente,
Y abriéndote, abriéndote…
Permite que el miedo,
tan incomprendido,
descanse en tu vasto
corazón.
Permítele caminar contigo,
Cuando se sienta
despreciado,
Sostenlo bien cerca de ti.
Permaneciendo en el
umbral,
Das esos primeros pasos al
vacío…
Estás temblando, pero
estas extraordinariamente ¡vivo!
- Jeff Foster-
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