Quiero compartir con
Ustedes unas ceremonias muy sencillas que muchas veces las hacemos de forma rutinaria,
sin comprender que tiene un valor sagrado, y debemos darle ese espacio y
hacerlo de forma consciente, poniendo nuestra atención en lo que hacemos, y mas
aun no solo nuestra atención, sino nuestro corazón.
Las ceremonias constituyen
una oportunidad para conectar con lo sagrado en la vida cotidiana.
¿A que llamamos sagrado?
A aquello que trasciende
la existencia física,
A aquello que trasciende
la línea de tiempo,
A aquello que trasciende
los límites y condicionamientos.
Una ceremonia es una
promesa de que los humanos podemos trascender la apariencia de separación de lo
cotidiano. Pero al mismo tiempo, nos permite explorar nuestra propia identidad
al conducirnos a las grandes preguntas existenciales:
¿Quién soy? ¿Que estoy haciendo aquí?
Cuando una ceremonia abre
el portal de lo sagrado, podemos modificar nuestras circunstancias en formas
que parecen mágicas.
En realidad, estamos
operando sobre nosotros mismos y eso tiene efecto sobre nuestra realidad.
¿Cuáles son las ceremonias
simples que una persona puede realizar?
¿Cómo impactan en tu vida cotidiana?
Vamos a ver unas ceremonias
simples, de la Espiritualidad Natural, para que realices en cualquier momento.
Encender una vela:
Enciende una vela y
detente unos minutos solo a observar su llama con atención. Te permite detener
el pensamiento rumiante, constante y te conecta con tu esencia luminosa,
aquella que está detrás de todas las máscaras, etiquetas y mitos personales. No
pienses en los problemas no invoques nada, solo mira la llama en paz.
Bendecir los alimentos:
Antes de comer, coloca tus
manos sobre la comida y agradece desde tu corazón, puedes hacerlo en silencio o
en voz alta, depende de ti. Este simple acto prepara tu cuerpo para una mejor
asimilación de los alimentos y te conecta con la verdad de que eres hijo de la
Tierra y que estas siendo bendecido al tener que llevarte a la boca.
Saludar al nuevo día:
Al levantarte, que tu
primer pensamiento sea un saludo al nuevo día. Extiende tus brazos como si abrazaras
el cielo y respira profundamente. Este ejercicio simple activa tu energía
mental y física, te dispone con optimismo para el día, y te conecta con el
fluir del Universo en todos sus aspectos.
Establece el propósito en todo:
Formula el propósito de lo
que haces. Cada mañana formula el propósito de ese día. Cada vez que ingreses a
un lugar formula el propósito que te condujo hacia allí. No es necesario que
sea algo elaborado o trascendente. Lo importante es que al clarificar tu
propósito, todo fluirá mejor y lograras
las cosas con mayor efectividad.
Levantar cada pluma que encuentras:
Cuando veas una pluma en
el suelo, levántala y guárdala.
Luego la puedes colocar en
un florerito o regalarla. Hacer esto te saca momentáneamente de las
preocupaciones de lo cotidiano y expande tu percepción sutil. Al mismo tiempo
te conecta con la sabiduría de que “hasta lo más pequeño es una bendición”.
Recuerda que lo importante
no es que conozcas en detalle ceremonias elaboradas que vienen de esta o
aquella religión o cultura. Lo importante es que cada cosa que hagas, la hagas
en estado de ceremonia, tomando plena consciencia de tus actos.
Es decir: con la reverencia y agradecimiento que se
merece cada instante sagrado que transitamos en esta existencia.
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