sábado, 16 de mayo de 2020

LO SAGRADO DE LO COTIDIANO



Quiero compartir con Ustedes unas ceremonias muy sencillas que muchas veces las hacemos de forma rutinaria, sin comprender que tiene un valor sagrado, y debemos darle ese espacio y hacerlo de forma consciente, poniendo nuestra atención en lo que hacemos, y mas aun no solo nuestra atención, sino nuestro corazón.

Las ceremonias constituyen una oportunidad para conectar con lo sagrado en la vida cotidiana.

¿A que llamamos sagrado? 
A aquello que trasciende la existencia física,
A aquello que trasciende la línea de tiempo,
A aquello que trasciende los límites y condicionamientos.

Una ceremonia es una promesa de que los humanos podemos trascender la apariencia de separación de lo cotidiano. Pero al mismo tiempo, nos permite explorar nuestra propia identidad al conducirnos a las grandes preguntas existenciales:
¿Quién soy? ¿Que estoy haciendo aquí?
Cuando una ceremonia abre el portal de lo sagrado, podemos modificar nuestras circunstancias en formas que parecen mágicas.
En realidad, estamos operando sobre nosotros mismos y eso tiene efecto sobre nuestra realidad.
¿Cuáles son las ceremonias simples que una persona puede realizar?
¿Cómo impactan en tu vida cotidiana?
Vamos a ver unas ceremonias simples, de la Espiritualidad Natural, para que realices en cualquier momento.

Encender una vela:
Enciende una vela y detente unos minutos solo a observar su llama con atención. Te permite detener el pensamiento rumiante, constante y te conecta con tu esencia luminosa, aquella que está detrás de todas las máscaras, etiquetas y mitos personales. No pienses en los problemas no invoques nada, solo mira la llama en paz.

Bendecir los alimentos:
Antes de comer, coloca tus manos sobre la comida y agradece desde tu corazón, puedes hacerlo en silencio o en voz alta, depende de ti. Este simple acto prepara tu cuerpo para una mejor asimilación de los alimentos y te conecta con la verdad de que eres hijo de la Tierra y que estas siendo bendecido al tener que llevarte a la boca.

Saludar al nuevo día:
Al levantarte, que tu primer pensamiento sea un saludo al nuevo día. Extiende tus brazos como si abrazaras el cielo y respira profundamente. Este ejercicio simple activa tu energía mental y física, te dispone con optimismo para el día, y te conecta con el fluir del Universo en todos sus aspectos.

Establece el propósito en todo:
Formula el propósito de lo que haces. Cada mañana formula el propósito de ese día. Cada vez que ingreses a un lugar formula el propósito que te condujo hacia allí. No es necesario que sea algo elaborado o trascendente. Lo importante es que al clarificar tu propósito, todo fluirá mejor  y lograras las cosas con mayor efectividad.

Levantar cada pluma que encuentras:
Cuando veas una pluma en el suelo, levántala y guárdala.
Luego la puedes colocar en un florerito o regalarla. Hacer esto te saca momentáneamente de las preocupaciones de lo cotidiano y expande tu percepción sutil. Al mismo tiempo te conecta con la sabiduría de que “hasta lo más pequeño es una bendición”.

Recuerda que lo importante no es que conozcas en detalle ceremonias elaboradas que vienen de esta o aquella religión o cultura. Lo importante es que cada cosa que hagas, la hagas en estado de ceremonia, tomando plena consciencia de tus actos.
Es decir: con la reverencia y agradecimiento que se merece cada instante sagrado que transitamos en esta existencia.

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