sábado, 23 de mayo de 2020

ELLA NO SABÍA DECIR "NO"


  
Ella no sabía decir NO.
Siempre lista para resolver los problemas de todos.
Siempre, aunque doliera mucho.
Siempre, a pesar del cansancio.
Postergándose, infinitamente.
El cuerpo no pudo sostener ese camino.

 Aparecieron múltiples enfermedades que no respondían al tratamiento médico.
Es que no eran bacterias, ni el metabolismo, ni virus...
Era estrés, frustración, angustia.

Nadie se dio cuenta!

Todos pensaban que ella siempre podía, que era la más fuerte, que no necesitaba a nadie.

En esa soledad de abrazos que nunca llegaban, de una calma no permitida, de una demanda que nunca cesaba, de lágrimas que nunca se hicieron ver, ella tocó fondo.
Pasó a ser la "loca", la que tenía crisis injustificadas, a la que todos mandaban que viera al psiquiatra.

Y en ese fondo de angustia e impotencia, pudo ¡Darse cuenta!
Darse cuenta que cuando no hay otros brazos, puede abrazarse sola.
Darse cuenta que el tiempo no tienen que dárselo, ella tiene que tomarlo.
Que no sirve esperar que el otro haga lo que ella haría, porque es otro.
Darse cuenta que a veces, los NO son necesarios.

La abnegación puede ser una virtud moral, pero nada tiene que ver con la salud mental
¡Es sacrificio!
Y el sacrificio constante duele, enferma.
Cuando das la vida por otro, la pierdes.
Es como un suicidio en cámara lenta.
Es morirse un poco todos los días.
Sacrificio, dolor, enfermedad, suicidio, muerte.

Ese no es el camino.
¡¡NO debe serlo!!
Y de ese camino solo se sale con amor propio, respetandose a una misma, aceptando tus humanas limitaciones y no siendo tu propio  verdugo o juez.
Nadie te necesita tanto como tu misma, nadie más hará por ti lo que sólo tu puedes hacer, ni te brindará lo que sólo tu puedes brindarte.
Si quieres cuidar bien de los tuyos, aprende a cuidar bien de ti antes, mimate, valorate, amate, nadie más lo hará por ti.
No esperes de nadie lo que sólo tu puedes darte!

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