A ti que me has juzgado
por haber cambiado tan grande como del cielo a la tierra; por no ser la persona
que era; por tener “ideas extrañas en la cabeza”; por ser “rara”; por ser
“atípica”...
Sólo se despertó mi
conciencia dormida y dejé de seguir al rebaño, para empezar a buscar en mi
interior, mi auténtica verdad.
A ti que me has dicho que
he cambiado, porque me han “lavado el cerebro” desde afuera…
Con todo mi Amor te digo,
que es mi propio corazón el que está sacando la basura desde adentro.
¿Que he leído libros? ¡SÍ
!
¿Que he ido a charlas?
¡SÍ!
¿Que tuve una Guía? ¡SÍ!
Es cierto, pero de todos
ellos voy sacando las herramientas para llegar a mi propia verdad.
No se trata de agregar más
conocimientos, ni de adquirir nuevos dogmas; se trata de llegar a la esencia
más simple y pura de las cosas.
A ti que me has etiquetado
de “bicho raro", de “soñadora”, de “idealista”...
Con todo mi Amor te digo,
que no me estoy “escapando de la realidad”, como tú has dicho.
Me he encontrado con la
realidad desde un ángulo distinto, alejada de los pensamientos negativos que
inundan mi cabeza.
He empezado a escuchar más
a mi silencio y al sentir de mi corazón, mi querido amig@… eso es todo lo que
ha pasado.
A ti que me has catalogado
de “loca”, de “extravagante” o de “rebelde”...
Con todo mi Amor te digo,
que no hay nada de malo en ser diferente.
Lo triste es perder
nuestra identidad, por uniformarnos con el resto y actuar de cierta manera,
sólo porque lo dicen los demás.
He dejado de mirar afuera;
hoy me guío por lo que me dicta el corazón y en ese centro he encontrado mi
ancla.
A ti que me llamas
“ilusionada”, porque según tú el mundo nunca va a cambiar…
Con todo mi Amor te digo,
que esa es tu propia creencia, no me la intentes traspasar. Ya he dejado querer
imponer mi punto de vista, ni de necesitar “tener la razón”, ni de
justificarme.
Yo respeto tu verdad, pero
hoy en mi corazón estoy sintiendo, como esta realidad la podemos transformar si
la empezamos a teñir con nuestro infinito AMOR.
No intentes definir quién
soy..
No he cambiado como quien
se cambia de ropa para seguir una moda temporal.
No necesito otro disfraz,
pues ésta transformación es definitiva y ya no existe vuelta atrás.
Ya no me visto de más
personajes, ni voy buscando otros trajes, porque día a día me voy acercando a
la verdad desnuda de mi Alma.
Yo no cambié de pensamientos,
ni de creencias, ni de doctrinas; tan sólo tomé conciencia que hay una verdad
mucho más grande y divina, que está fuera de las barreras de nuestra mente.
Tomé conciencia que la
dicha más pura y auténtica brota del centro de nuestro Ser… que tan sólo había
estado dormida por mucho tiempo.
Yo no cambié..tan sólo
¡desperté!!!
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