Pero en el 2012 le llamó la atención una resolución aprobada por la ONU en la que demandaba a los países europeos que incorporaran parámetros de calidad de vida y felicidad para medir el progreso. Consciente de que Dinamarca encabezaba el ranking de los países del mundo más felices decidió con 33 años crear el Instituto de Investigación sobre la Felicidad: “Desde entonces mi carrera y mi trabajo consisten en averiguar tres cosas: cómo medir la felicidad, por qué unas personas son más felices que otras, y cómo mejorar la calidad de vida”.
El sintetiza la fórmula de
la satisfacción ‘Lykke’, que significa ‘felicidad’, basada en la libertad, en
el valor del tiempo y otros puntos más. Es muy interesante su lectura.
Primero
La libertad
¿Somos tan libres como lo
deseamos? Nuestra vida se desarrolla en dos ámbitos: el familiar y el laboral.
Aquí el autor propone reflexionar si se está o no a gusto con ella, si la
libertad que tenemos está bien y nos gusta o la tenemos muy restringida.
Si consideramos que es muy
limitada, propone buscar soluciones para encontrar más tiempo libre donde cada
uno pueda dedicarse a lo que más le guste.
Pero es de una manera
diferente en cuanto a lo laboral. El estrés es causado por las interrupciones
durante el trabajo, como las llamadas telefónicas, avisos de los jefes y
correos electrónicos, ya que distraen la atención constantemente y prolongan la
jornada laboral.
Y una posible solución
está en el “Quiet tuesday mornings”, donde deberíamos trabajar cuatro horas
semanales sin interrupciones, y así mejorar la productividad y satisfacción.
Los daneses, por ejemplo,
acostumbran a trabajar los miércoles desde su casa y así “los trabajadores
ahorran dos horas en el desplazamiento”, explicó Wiking.
Segundo
Ponernos en los zapatos del otro
Meik asegura que cuando
nos colocamos en la piel de otra persona y tratamos de entender a nuestro
compañero, mejoramos la confianza en uno mismo y esto nos ayuda a
desenvolvernos mejor en todo tipo de ambientes.
Por ejemplo, si
cambiaramos de bar y nos acercamos a personas diferentes, que vivieron una vida
distinta, quizás entendamos por qué tienen una ideología diferente y por qué
votamos a otro candidato. Lo que nos ayudará a entender otras posiciones.
Tercero
¿El dinero nos hace felices?
Ya sabemos que ayuda pero
no nos da la felicidad. En este punto el estudioso Meik recomienda que, una vez
cubiertas las necesidades básicas, se invierta en experiencias y no en cosas
materiales.
“No se trata solamente de
cuánto dinero ganamos, sino también de qué hacemos con el dinero que tenemos.
Los países más exitosos del siglo XXI serán aquellos que transformen riqueza en
bienestar de forma más eficiente, algo que también se puede aplicar a las
personas. Por tanto, ¿cómo podemos conseguir el máximo beneficio en lo que a
felicidad se refiere?”, se pregunta el estudioso.
Por eso, muchos te
aconsejan viajar en vez de comprarte el jean de la marca más cara. Hay que
recordar que el 57% de las personas se siente más satisfecha con la vivencia
que con el artículo tangible.
Cuarto
El tiempo para nosotros es clave
Y también meditar para
frenar en medio del caos. Así mismo hace a este punto el andar en bicicleta.
“En Dinamarca, las personas van al trabajo en bicicleta y sus ciudadanos
recorren kilómetro y medio diario”, cuenta.
“En Copenhague hay cinco
veces más bicicletas que coches, las bicisendas están en todo el país. El 58%
de los niños van en este vehículo al colegio y nadie diría ni piensa que quien
anda en bici es más o menos pobre. Además, se reduce el riesgo de muerte
prematura en un 41% y ayudan al medioambiente.
Quinto
Ser generoso y empático
Ayudar o agradar a los
demás con nuestros actos, por pequeños que sean, mejorarán nuestro bienestar.
Meik asegura que la
generosidad que se cultiva nos lleva a realizar buenas acciones y fortalece la
autoestima, hace que uno se sienta mejor consigo mismo y nos hace sonreír más.
Por eso no dudes en
invitar a cenar a un amigo, vecino o a un familiar y comer en una mesa a la luz
de las velas.
Tomarse el tiempo para
cocinar algo elaborado también nos da satisfacción, ya que es amor para
nosotros y para el otro.
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