Todos hablan del niño y la
niña interna, pero, ¿qué es? ¿Cómo
conectar con esa parte nuestra que necesita ayuda para saltar etapas y elaborar
traumas?
Eso nos pasa en todos los
niveles, tanto con las dimensiones de los espacios que recorríamos a menudo
como con las emociones y recuerdos.
De niños todo se ve con
lupa, incluso la culpa o el temor.
Nuestra niña interior
representa la parte de nosotras mismas que guarda intacta y, desde el punto de
vista de un niño, las experiencias buenas o malas que vivimos entre los tres y
los cinco años de edad.
Estas experiencias regulan
nuestro día a día, desde lo más profundo del inconsciente. Esto ocurre
naturalmente y de manera invisible.
Nuestra niña interior
engloba muchos aspectos: cuestiones que aceptamos como verdades universales
porque no conocíamos otra cosa, algunas heridas que nos obligaron a construir
nuestras primeras corazas de protección, y fórmulas con respuestas que
aprendimos a utilizar. En resumen, formas hechas con algunas herramientas
emocionales automáticas, que fueron útiles en esos momentos.
Nuestro niño o niña
interna también guarda tesoros increíbles, ya que recuerda y nos muestra la
potencialidad de aquello que vinimos a hacer, el mundo que soñábamos de
pequeños, aquellas cosas que podemos experimentar cuando somos capaces de
conectarnos con la existencia plena.
Muchos autores se ocuparon
de desarrollar este tema desde la psicología profunda, desde la literatura y
desde las psicoterapias. Carl G. Jung, Marion Woodman, Joseph Campbell son solo
algunos de ejemplo de quienes reconocieron el valor de encontrar la imagen
interna que poseemos de adultos de ese o esa que fuimos cuando niños.
Una forma sencilla de
conectar es poner una música suave, realizar unos minutos de meditación, poner
la mente en blanco y luego encontrarnos desde la imaginación con nosotros
mismos a la edad de 5 años. ¿Estamos felices o tristes? ¿Qué tenemos para
decir? ¿Cómo estamos vestidos? ¿Cumplimos nuestros sueños?
Meditaciones para sanar al niño o niña interno.
A continuación
detallaremos un ejercicio algo más complejo que el anterior.
Para hacerlo hay que
preparar un cuaderno especial. Va a ser el medio para conectarte con tu niña
interna. Sería perfecto usar uno que te recuerde de alguna manera a tu niñez.
Para obtener mejores resultados intenta realizar este ejercicio durante al
menos un mes.
✓ Busca una foto tuya de
cuando tenías aproximadamente cinco años y pega la foto en la primera hoja.
Escribe una especie de dedicatoria, unas frases para darle a tu niña interior
una bienvenida al proceso de sanación.
✓ Es muy importante
utilizar frases positivas expresadas de una manera afirmativa y en presente.
✓ Todos tenemos una mano
más hábil que la otra. Si eres diestra la más hábil es la derecha, si eres
zurda, la izquierda. Es importante tener en cuenta esto para realizar los
ejercicios. El resultado te sorprenderá.
✓ Trata de anotar en tu
cuaderno de conexión los picos emocionales más importantes del mes. Está bueno
comprometerse con el ejercicio y tener el cuaderno a mano y disponible para
anotar todo lo que pase.
El método para llevar el registro es el siguiente:
✓ Antes de anotar, respira
profundamente y toma el cuaderno entre tus manos, recreando la emoción que quieres
registrar. ¿Tristeza? ¿Enojo? ¿Depresión? ¿Ira? ¿Culpa?
✓ Con el cuaderno abierto
frente tuyo, escribe palabras claves sobre el tema en cuestión. Hacerlo con tu
mano no hábil en la hoja que está sobre la izquierda.
✓ Seguramente sentirás
dificultoso escribir con tu mano no hábil, pero ella representa a esa niña de 5
años.
✓ Mientras lo haces
preguntate: ¿qué siente mi niño o niña interna sobre este tema en particular?
¿Qué me preocupa en este momento?
✓ Permite que tu niña
interior se exprese completamente y sin censuras. El cuaderno es solo tuyo y
nadie lo verá.
✓ Luego, puedes cerrar el
cuaderno unos instantes y, teniéndolo entre las manos, visualizar que una luz
dorada lo envuelve por completo y que, expandiéndose, también te envuelve.
✓ Ahora, desde el adulto
que eres, vuelve a abrir el cuaderno y respóndele amorosamente a tu niña
interna, escribiendo o dibujando con tu mano hábil en la hoja de la derecha.
✓ Una vez terminado un tema
o un ejercicio es recomendable que te des un premio para recibirlo desde tu
niña interior.
Cada vez que abras el
cuaderno y te conectes con tu niño/niña interna en la hoja del lado izquierdo,
visualiza desde tu adulto actual cómo esa niña se ordena y se sana por medio de
las amorosas palabras e imágenes que pones en la hoja del lado derecho.
Niña y adulto co-existen
en tu interior. Reconocerlo, integrarlo y sanarlo permiten que la experiencia
de la vida cotidiana se vuelva radiante y creativa.
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