1. Enséñale que no es una
princesa y no lo será nunca, salvo que tú seas una reina y su padre un rey o
que conozca a un príncipe y se case con él y de paso le dices que los príncipes
azules no existen.
3. No le digas “una nena
no hace eso” defiende y apoya sus decisiones para que crezca sabiendo que los
que sostienen divisiones según el sexo tienen cerebros chiquitos y mentes
obtusas.
4. No la obligues a
saludar de beso o abrazo cuando se niegue a hacerlo porque, al ser
constantemente forzada a aceptar caricias indeseadas, es más fácil que se
convierta en víctima de abuso.
5. Enseñale a ser
preguntona, a nunca conformarse con la primera respuesta. A que nunca se quede
con dudas respecto a nada. Despierta e incentiva en ella el amor por la
lectura. Enseñale que el conocimiento es
poder.
6. Que aprenda que la
violencia no es patrimonio de los hombres, sino que es la herramienta de los
imbéciles.
7. Enseñale que su cuerpo
es su territorio y que nadie excepto ella misma tiene derecho a decidir sobre
él y también enseñale a cultivar y ejercitar su cerebro, que al contrario que
el trasero, se pone más firme con los años.
8. Dile que casarse y ser
mamá es uno de los destinos posibles, que no siempre van de la mano y que no es
obligatorio. Que su futuro no está escrito en piedra, que es como la arcilla y
puede ser moldeado.
9. Muéstrale que el mundo
está lleno de colores bellísimos, que el rosa es sólo uno más, para que su
existencia sea una amalgama de colores, no el merengue de una tarta.
10. Dale la seguridad de
que siempre vas a creerle, que si alguien la lastima o la hace sentir incómoda
tú no dudarás de su palabra y la defenderás contra viento y marea, sea quien
sea y trátese de quien se trate.
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