La Mujer Salvaje enseña a
las mujeres a no ser "amables" cuando tengan que proteger sus vidas
emocionales. La naturaleza salvaje sabe que el hecho de actuar con
"dulzura" en tales circunstancias sólo sirve para provocar la sonrisa
del depredador.
Cuando la vida emocional
está amenazada, el hecho de trazar en serio una línea de contención es no sólo
aceptable sino también preceptivo.
Cuando la mujer así lo
hace, su vida ya no puede sufrir intromisiones durante mucho tiempo, pues ella
se da cuenta inmediatamente de lo que ocurre y puede empujar de nuevo al
depredador al lugar que le corresponde. Ya no es ingenua. Ya no es un blanco ni
un objetivo. Y ésta es la medicina que da lugar a que la llave -la llave
pequeñita con los adornos encima- deje finalmente de sangrar.
Clarissa
Pinkola Estes
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