El amor es la luminosidad,
la fragancia de conocerse a uno mismo, de ser uno mismo. Es alegría
desbordante. El amor ocurre cuando descubres quién eres; entonces no puedes
hacer otra cosa que compartir tu ser con los demás. El amor ocurre cuando te
das cuenta de que no estás separado de la existencia, cuando te sientes en una
orgásmica unidad orgánica con todo lo que existe.
El amor no es una
relación, es un estado del ser y no tiene nada que ver con nadie más. Uno no se
enamora, uno es amor. Y por supuesto cuando uno es amor, uno está “enamorado”;
pero eso es un resultado, una consecuencia; ese no es el origen del amor. Su
origen es que uno es amor.
¿Y quién puede ser amor? En realidad si no eres
consciente de quién eres no puedes ser amor. Serás miedo. El miedo es
precisamente lo contrario al amor.
Recuerda, el odio no es lo contrario al
amor, como la gente cree; el odio es
amor puesto boca abajo, no es lo contrario al amor. Lo verdaderamente opuesto
al amor es el miedo: en el amor uno se expande, en el miedo uno se encoge; en el
miedo uno se cierra, en el amor se abre; en el miedo uno duda, en el amor
confía; en el miedo uno se siente solo, en el amor desaparece; por lo que no es
una cuestión de soledad en absoluto.
Cuando uno no es, ¿cómo puede sentirse solo? Entonces los árboles,
los pájaros, las nubes, el sol y las estrellas están todavía dentro de ti.
El amor ocurre cuando has
conocido tu paraíso interior… Los niños están libres del miedo, nacen sin
miedo. Si la sociedad puede apoyarlos, ayudarlos a subir a los árboles, escalar
montañas y nadar en océanos y ríos; si puede ayudarlos de cualquier forma
posible a convertirse en aventureros, aventureros de lo desconocido; si puede
crear una gran búsqueda en lugar de darles creencias muertas; entonces los
niños se convertirán en grandes amantes de la vida. Y esa es la verdadera
religión. No hay religión más elevada que el amor.
Medita, danza, canta y
profundiza más en ti mismo. Escucha más atentamente a los pájaros. Mira a las
flores con respeto, maravíllate; no acumules conocimiento, no vayas etiquetando
las cosas. Eso es el conocimiento: el gran arte de etiquetarlo todo,
categorizarlo todo.
A partir de ahora, empieza
a aprender a tocar la flauta o la guitarra.
Encuéntrate con gente, mézclate con
ella, con tanta como puedas, porque a través de cada persona se muestra una
cara diferente de Dios.
Aprende de la gente. No tengas miedo; esta
existencia no es tu enemiga.
Esta existencia te protege, está dispuesta a
ayudarte en todo lo posible.
Si confías, empezarás a
sentir una nueva fuente de energía en ti; esa energía es el amor. Esa energía
quiere bendecir toda la existencia, porque en esa energía uno se siente
bendito. Y cuando te sientes bendito, ¿qué otra cosa puedes hacer excepto
bendecir toda la existencia?
El Amor es un profundo deseo de bendecir toda
la existencia.
Osho.
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