Según el determinismo
genético el ADN controla los atributos pasados a través de la herencia familiar
incluyendo enfermedades como el cáncer, el Alzheimer, la diabetes y la
depresión, entre otras.
Cuando tienes una
enfermedad calificada como grave lo primero que te pregunta el médico es si
tienes algún antecedente en tu familia que la haya padecido. Y esto ¿por qué?
Porque hasta ahora ha predominado esa idea (y aún sigue predominando en muchos
sectores de nuestra sociedad); la idea de que nuestro destino está inscrito en
nuestros genes.
Visto así, eres “victima”
de tu herencia y no puedes hacer nada por modificarla, solo te queda asumirla.
La pregunta que seguro te estás haciendo es “si no puedo cambiar mi herencia
¿tiene sentido que me preocupe?”
La respuesta es que desde
el momento en que sabes que tu manera de pensar influye en tu ADN, solo tienes
que reflexionar sobre si eres de los que tienes pensamientos positivos tales
como: soy capaz, me lo merezco, voy adelante, es fácil para mí,…. o por el
contrario eres de aquellos que piensan: no lo lograré, es duro, no puedo con
ello, es difícil,…
Los pensamientos positivos
y los negativos tienen la misma fuerza y el mismo poder, salvo que en
direcciones contrarias. Los primeros te elevan, te llenan de energía, te dan
fuerza; los segundos, en cambio, te hacen sentir que la vida te domina,
aparecen dificultades, te hacen estar mal, bajan tu nivel de vibración.
Como la función de la
mente es crear coherencia entre lo que tú crees y la realidad que percibes, si
crees que estás capacitado para algo, la mente creará las situaciones
necesarias en tu vida para que ese pensamiento se haga realidad. Y si crees que
no lo estás también se hará realidad. Así que solo tú tienes la responsabilidad
de tus propios pensamientos y no las circunstancias.
Pero repetir pensamientos
positivos no es suficiente para poder modificar las creencias, además, hace
falta trabajar el subconsciente para sacar a la luz y sanar todo aquello que se
quedó muy guardado dentro de ti para que no te hiciera daño.
Así que cuanto más rápido
cambies tu percepción, más rápido reprogramas tus células y más salud atraes a
tu vida.
Cambia tu ADN reforzando
tus pensamientos positivos, y sanando aquello que necesites.
Fuente: El Pleyediano
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