Sanando,
utilizando e impulsándonos con la energía disponible para ello,
Gracias
padre te amo, te aprecio, te acepto tal cual eres en todas las dimensiones
espacio tiempo, te agradezco por tu presencia y tu luz fuerza.
Honro
mi linaje masculino y te honro a ti papá, por ser el paciente agricultor de mi
alma pues, tras haber sembrado tu semilla, cultivaste con amor y entrega aún
sin poderme sentir dentro de ti. Recibiste tu cosecha con la más delicada
ternura y construiste un cordón de corazón a corazón, para unirte conmigo en
amor.
Te
bendigo porque de ti he aprendido cómo protegerme, proveerme, cuidarme,
guiarme. Y, si hubieron algunas carencias, sé que fui yo quien te eligió así
para, precisamente, aprender de esa experiencia.
Me
responsabilizo de todo aquello que yo acepté e integré en mí como verdadero.
Reconozco que tú cumpliste tu labor de la mejor manera posible de acuerdo a tus
propios recursos y dando cumplimiento al contrato de alma que ambos acordamos.
Nos perdono por cualquier sufrimiento que hayamos cocreado y nos agradezco las
lecciones que de éste obtuvimos.
Nos
libero de toda historia de dolor, de
miedo, de enojo, de tristeza y su consecuente karma en nuestras vidas.
Sé
que me he convertido en quien hoy soy gracias a tu aportación a mi vida. Todo
lo que necesite corregir y mejorar es ya labor mía y me sé acompañada por ti en
cada paso, pues el cordón que entreteje tu corazón al mío es inquebrantable y
siempre palpitante.
Es
tu mirada la que me ha enseñado a ser mirada y reconocida por los hombres. Es
tu amor el que me ha mostrado cómo merezco ser amada. Es tu misericordia la que
me ha dado confianza para mostrar mi fuerza. Son tus caricias las que han
dejado memoria en mi piel para sólo permitirse ser tocada por el otro en total
amor y entrega. Asumo mi proceso y la responsabilidad de sanar con los otros hombres
de mi camino todo lo que haya quedado pendiente contigo.
Te
miro, y miro a todos los hombres que te anteceden.
Los
honro.
Te
miro, y miro tu historia.
La
entiendo.
Te
miro, y miro los duelos, las heridas.
Las
comprendo.
Te
miro, y miro las imposibilidades.
Las
sano en mi corazón.
Porque
cuando te miro, miro lo Masculino en mi, y cuando mi mirada es en compasión,
esta mitad en mi comienza a sanar, y se hace la luz
A
partir de hoy confío en poder integrarte en mi: masculino sagrado, verdadero,
auténtico, también amoroso y presente.
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