¿Cuantas veces has oído
que “el tiempo lo cura todo”, que aguantes, que pasado un tiempo las heridas
cicatrizan?
Si crees que es así,
parece que no necesitas hacer nada, solo esperar a que pase el tiempo y las
heridas se cerrarán por sí solas.
Pero no es así, si no
haces nada más que esperar, si no aprendes de esa situación, puede que la
herida se cierre superficialmente, pero al menor roce, se volverá a abrir y
dolerá igual que el primer día.
Casi todos prestamos más
atención a las heridas físicas que a las heridas emocionales. Una herida
física, la limpiamos con cuidado, la vendamos, la revisamos. Sin embargo,
pensamos que las heridas emocionales no necesitan tantos cuidados y que se
curarán solas.
EL TIEMPO NO CURA.
El tiempo lo que hace es
darte la posibilidad de volver a tu vida cotidiana, te sumerge en los problemas
y responsabilidades del día a día, de forma que apartas de tu mente la pérdida,
el fracaso o la adversidad sufrida.
Sin embargo, eso no
significa que la herida esté curada o que sanará con el paso del tiempo.
Hay estudios que
demuestran que cuando una persona experimenta un trauma, si no logra aceptar lo
ocurrido y consigue encontrar un lugar en su memoria autobiográfica dónde
alojar ese suceso, lo que puede ocurrir es que revivas la situación como si
fuera real y por tanto siga sintiendo dolor.
En algunas ocasiones es
conveniente retomar tu rutina para poder tomar cierta distancia psicológica del
problema, otras veces, la mejor forma de superar el dolor, es hacer una pausa y
buscar nuevos ambientes que te permitan reflexionar sobre lo que te ha
ocurrido, encontrarle un significado y pasar página, de verdad.
Sanar duele, pero ese dolor permite crecer.
Cuando echas desinfectante
sobre una herida abierta, escuece y duele.
Pero eres consciente de
que debes pasar por ello para evitar males mayores. Sin embargo, cuando la
herida es emocional procuramos evitar pensar en ella porque creemos que si la
ignoramos se curará sola.
¿CÓMO CURAR UNA HERIDA EMOCIONAL?
No reprimas las
emociones, haciendo como si no existieran.
Se consciente de lo que
sientes e intenta comprender por qué te sientes así. Libérate y expresa lo que
sientes, tiene un enorme poder catártico. Reprimir las emociones no hará que
desaparezcan.
Asume lo ocurrido, por doloroso que sea.
La primera reacción suele
ser la negación, es importante pasar esta etapa cuanto antes porque negar lo
ocurrido te impedirá sanar. Y eso significa que en vez de mirar para otro lado,
tienes que centrarte en lo ocurrido, para asimilarlo y aceptarlo.
No busques el por qué, busca el aprendizaje.
En la vida, ocurren
desgracias que no son justas y a las cuales no podemos encontrar sentido.
No busques el por qué,
busca el aprendizaje, cómo puede ayudarte a ser más fuerte.
¿CÓMO SABER CUÁNDO UNA HERIDA HA CERRADO BIEN?
Cuando puedas hablar o
pensar sobre lo ocurrido sin sufrir.
Puede que sientas
emociones de tristeza o nostalgia, pero ya no te dolerán, porque irán acompañadas
de un sentimiento de gratitud.
Has sanado y cerrado la
herida, cuando puedes incluso, reírte de lo sucedido y entender que era
necesario ese dolor para tu crecimiento y comprensión de la vida y del prójimo.
Estas heridas es parte de
saber ver en el otro lo que nosotros tenemos que identificar en nosotros mismos
para poder corregir y evolucionar.
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