martes, 3 de diciembre de 2019

NUESTRAS HERIDAS LAS CURAMOS NOSOTROS


 ¿Cuantas veces has oído que “el tiempo lo cura todo”, que aguantes, que pasado un tiempo las heridas cicatrizan?
Si crees que es así, parece que no necesitas hacer nada, solo esperar a que pase el tiempo y las heridas se cerrarán por sí solas.
Pero no es así, si no haces nada más que esperar, si no aprendes de esa situación, puede que la herida se cierre superficialmente, pero al menor roce, se volverá a abrir y dolerá igual que el primer día.

 Casi todos prestamos más atención a las heridas físicas que a las heridas emocionales. Una herida física, la limpiamos con cuidado, la vendamos, la revisamos. Sin embargo, pensamos que las heridas emocionales no necesitan tantos cuidados y que se curarán solas.

EL TIEMPO NO CURA.
El tiempo lo que hace es darte la posibilidad de volver a tu vida cotidiana, te sumerge en los problemas y responsabilidades del día a día, de forma que apartas de tu mente la pérdida, el fracaso o la adversidad sufrida.
Sin embargo, eso no significa que la herida esté curada o que sanará con el paso del tiempo.

Hay estudios que demuestran que cuando una persona experimenta un trauma, si no logra aceptar lo ocurrido y consigue encontrar un lugar en su memoria autobiográfica dónde alojar ese suceso, lo que puede ocurrir es que revivas la situación como si fuera real y por tanto siga sintiendo dolor.

En algunas ocasiones es conveniente retomar tu rutina para poder tomar cierta distancia psicológica del problema, otras veces, la mejor forma de superar el dolor, es hacer una pausa y buscar nuevos ambientes que te permitan reflexionar sobre lo que te ha ocurrido, encontrarle un significado y pasar página, de verdad.
Sanar duele, pero ese dolor permite crecer.

Cuando echas desinfectante sobre una herida abierta, escuece y duele.
Pero eres consciente de que debes pasar por ello para evitar males mayores. Sin embargo, cuando la herida es emocional procuramos evitar pensar en ella porque creemos que si la ignoramos se curará sola.

¿CÓMO CURAR UNA HERIDA EMOCIONAL?
 No reprimas las emociones, haciendo como si no existieran.
Se consciente de lo que sientes e intenta comprender por qué te sientes así. Libérate y expresa lo que sientes, tiene un enorme poder catártico. Reprimir las emociones no hará que desaparezcan.

Asume lo ocurrido, por doloroso que sea.
La primera reacción suele ser la negación, es importante pasar esta etapa cuanto antes porque negar lo ocurrido te impedirá sanar. Y eso significa que en vez de mirar para otro lado, tienes que centrarte en lo ocurrido, para asimilarlo y aceptarlo.

No busques el por qué, busca el aprendizaje.
En la vida, ocurren desgracias que no son justas y a las cuales no podemos encontrar sentido.
No busques el por qué, busca el aprendizaje, cómo puede ayudarte a ser más fuerte.

¿CÓMO SABER CUÁNDO UNA HERIDA HA CERRADO BIEN?
Cuando puedas hablar o pensar sobre lo ocurrido sin sufrir.
Puede que sientas emociones de tristeza o nostalgia, pero ya no te dolerán, porque irán acompañadas de un sentimiento de gratitud.
Has sanado y cerrado la herida, cuando puedes incluso, reírte de lo sucedido y entender que era necesario ese dolor para tu crecimiento y comprensión de la vida y del prójimo.

Estas heridas es parte de saber ver en el otro lo que nosotros tenemos que identificar en nosotros mismos para poder corregir y evolucionar.

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