Me he ofrecido como voluntario para el peor
trabajo posible: ser el portador de noticias poco gratas para ti.
Tú no me comprendes, nadie
me comprende.
Tú piensas que quiero
fastidiarte, echar a perder tus planes de vida, todos piensan que quiero
entorpecerles, hacerles daño o limitarles. Y no, eso sería un completo
disparate. Yo, el síntoma, simplemente
intento hablarte en un lenguaje que comprendas y que entiendas.
Me mandas a dormir con
medicinas, me mandas callar con tranquilizantes, me suplicas desaparecer con
antiinflamatorios, me quieres borrar con quimioterapias.
Intentas día con día,
taparme, sellarme, callarme. Y me sorprende ver que a veces, hasta prefieres
consultar brujas y adivinos para que de forma “mágica” yo me vaya de tu cuerpo,
cuando mi única intención es darte un mensaje, y soy totalmente ignorado.
Sueño por horas, por días,
por semanas, por meses, por años, con salvar tu vida, y tú te quejas porque no
te dejo dormir, porque no te dejo caminar, porque no te dejo trabajar, pero
sigues *soy “La Enfermedad”.*
Qué cosa más absurda, no
confundas las cosas.
Tú vas al médico, y pagas
por docenas de consultas médicas.
Gastas dinero que no
tienes en medicamentos, sólo para callarme.
Yo no soy la enfermedad, soy el síntoma…
¿Por qué me callas, cuando
soy la única alarma que está intentando salvarte? La enfermedad, “eres tú”, “es tu estilo de vida”, “son tus emociones
contenidas”, eso sí es la enfermedad. Y ningún médico aquí en el planeta
tierra, sabe cómo combatir enfermedades.
Lo único que hacen es
combatirme, combatir el síntoma.
Callarme, silenciarme,
desaparecerme.
Ponerme un maquillaje
invisible para que tú no me veas.
Está bien si ahora que
lees esto, te sientes un poco molesto y digas ahh ese desgraciado de las
tareas!.
Esto debe ser algo como un
“golpazo a tu inteligencia”.
Está bien si por ahora te
sientes un poco molesto o frustrado.
Pero yo puedo manejar tus
procesos bastante bien y los entiendo.
De hecho, es parte de mi
trabajo, no te preocupes.
La buena noticia es que
depende de ti no necesitarme más.
Depende totalmente de ti,
analizar lo que trato de decirte, lo que trato de prevenir.
Cuando yo, “el síntoma”,
aparezco en tu vida, no es para saludarte, es para avisarte que una emoción que
contuviste dentro de tu cuerpo, debe ser analizada y resuelta para no
enfermarte.
Deberías darte la
oportunidad de preguntarte a ti mismo:
¿Por qué apareció este
síntoma en mi vida?,
¿Qué querrá decirme?
¿Por qué está apareciendo
este síntoma ahora?,
¿Qué debo cambiar en mí
para ya no necesitar de este síntoma?
Si dejas este trabajo de
investigación, sólo a tu mente, la respuesta no te llevará más allá de lo que
has hecho años atrás.
Debes consultar también con tu inconsciente, con tu corazón,
con tus emociones.
Por favor, cuando yo
aparezca en tu cuerpo, antes de correr al doctor para que me duerma, analiza lo
que trato de decirte, de verdad que por una vez en la vida, me gustaría ser
reconocido por mi trabajo, por mi excelente trabajo. Y entre más rápido hagas conciencia del porqué de mi aparición en tu
cuerpo, más rápido me iré.
Poco a poco descubrirás,
que entre mejor investigador seas, menos veces vendré a visitarte. Y te aseguro
que llegará el día en que no me vuelvas a ver ni a sentir.
Al mismo tiempo que logres ese equilibrio y perfección como
“analizador” de tu vida, tus emociones, tus reacciones, tu coherencia, te
garantizo que jamás volverás a consultar a un médico ni a comprar medicinas.
Por favor, déjame sin
trabajo… ¿O piensas de verdad que yo disfruto lo que hago?
Te invito a que
reflexiones cada vez que me veas aparecer, y sepas el motivo de mi visita.
Te invito, a que dejes de
presumirme con tus amigos y familia como si yo fuera un trofeo.
Estoy harto de que digas:
“Ay pues yo sigo con mi diabetes, ya ves que soy diabético”, “Ay pues ya no
aguanto el dolor en mis rodillas, ya no puedo caminar”, “Siempre yo con mi
migrañas”.
Me presumes como si yo
fuera un tesoro del cual no piensas desprenderte jamás.
Mi trabajo es vergonzoso. Y te debería dar vergüenza presumirme ante
los demás.
Cada vez que me presumes,
realmente estás diciendo: ¡”Miren que débil soy, no soy capaz de analizar ni
comprender mi propio cuerpo ni mis emociones, no vivo en coherencia, mírenme,
mírenme!”. Por favor, haz conciencia,
reflexiona y actúa… ¡Entre más pronto lo hagas, más rápido me iré de tu vida!
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