Aprendí a buscar dentro,
lo que me molesta fuera, a buscar el conflicto dentro mío, ya que lo que me
muestra el exterior es un reflejo de mi mundo interno.
Aprendí a no querer
cambiar a nadie, entendí que el cambio soy yo, que si quiero ver el cambio
fuera, debo cambiar yo.
Aprendí a no hacer
responsable a nadie de mis emociones y de las cosas que me suceden. Yo soy la
única que piensa en mi mente y siente en mi corazón, nadie es responsable de lo
que a mi me pasa, porque consciente o no, yo elijo siempre.
Aprendí a dejar libres a
mis seres queridos, sin culpas y chantajes, comprendí que la culpa y el
chantaje dañan el alma de quienes amamos, los destruimos y yo los amo, los dejo
en libertad, el amor es libertad, no me deben nada, elijo compartir con ellos
desde el amor y la libertad.
Aprendí a no esperar nada
a cambio de ellos ni de nadie, el amor no es una negociación, aprendí a no
sacrificarme por nadie, el sacrificio siempre espera algo a cambio, siempre espera
recompensa y luego se decepciona, el sacrificio no es amor!
Aprendí a actuar desde el
amor incondicional que es una fuerza amorosa que no espera nada a cambio, actúa
solo por amor, doy solo por el gozo que se siente dando.
Aprendí que no tengo poder
sobre nadie, solo sobre mi misma, entendí que querer cambiar a otros es un acto
de absoluta ignorancia, egoísmo y un sentimiento dictatorial!
Aprendí que habita en mi
una absoluta libertad interior, que soy libre para decidir con quienes quiero
estar y con quiénes no, que la vida es un disfrute y no un padecimiento y que
desde mi libre albedrío puedo decidir, ese es mi verdadero poder, LA DECISIÓN.
Aprendí que mi guía
interior son mis sensaciones de agrado y desagrado, ese alerta que te dice:
salte de aquí.
Aprendí amarme y
respetarme tanto, que a mi vida llegan personas que me aman tanto como yo me
amo a mi misma...
Con la toma de consciencia
aprendí a liberarme de etiquetas y caretas, ser autentica a mi sentir. No me
interesa caer bien, ni falsearme, soy respetuosa con los demás pero no me
falseo.
Aprendí a respetar los
tiempos de los demás no siendo invasiva.
Aprendí a retirarme a
tiempo de los lugares donde no soy bienvenida porque comprendo que no tengo
porque caerle bien a todos, aprendí que las almas nos unimos por vibraciones y
cuando no son a fin se pueden separar y hacer cada una su vida, no hay que
soportar, ni dejar que nos soporten.
Aprendí a valorar mi
espacio vital, a cuidar mi energía, si algo o alguien no es a fin a mi energía,
sé que puedo retirarme, que puedo salirme de situaciones que no me aportan
crecimiento o bienestar, si no me retiro a tiempo mi cuerpo me lo demandara más
tarde.
Aprendí a salirme más
rápido de las tristezas, broncas y enojos, ya no me quedo acampando allí, elijo
cambiar el curso de mis emociones, haciendo cosas que me gustan o viendo
personas que me estimulen. Las broncas que antes me duraba meses hoy me duran
un día u horas!
Aprendí que solo el amor,
la bondad aportan, aprendí a salirme de todo aquello que me aleje de la paz, el
equilibrio y el amor.
Aprendí a buscar las
causas emocionales de mis enfermedades, y tomar cartas en el asunto, cambiando
de percepción, transformando mi vida si es necesario, así eso implique cambios
radicales que me incomoden.
Aprendí a escucharme, a
respetar mi voz interior, ese guía que sabe lo que más me conviene para mi
crecimiento, antes me dejaba aturdir con voces exteriores, ya no, solo mi guía
interior sabe lo que es mejor para mí.
La toma de consciencia me
enseñó a ser más intuitiva que racional, la razón calcula, mide, especula pero
no sabe, el corazón es una flecha directa que va hacia el camino acertado para
mi evolución.
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