¿Por qué enfermamos? Cuando el desánimo, el resentimiento, la frustración y la falta de amor por ti mismo aparecen en tu vida, también aparecen las enfermedades.
En la vida a veces tenemos problemas que no sabemos o no queremos resolver a nivel emocional, es entonces cuando van surgiendo síntomas de dolencias, al principio leves para irse convirtiendo en crónicas o en el peor de los casos mortales.
Lo primero y más importante es empezar un
proceso de auto-aceptación de uno mismo y de tus circunstancias. A partir de la
aceptación, que es una posición de entrega y confianza en el universo y a lo
que nos ha dado, conseguir reconciliarnos con nosotros mismos en primer lugar.
Este “milagro” se produce cuando estamos en conexión con el universo del que formamos y somos parte, ahí es cuando tiene lugar la apertura de los centros receptores de energía, inundando nuestro cuerpo, con todo el poder de autocuración al que todos tenemos acceso.
Enfermamos porque perdemos esa conexión, nos desconectamos de la fuente que da la energía a todos los seres vivos del Universo, que nos da todo lo que necesitamos.
Al actuar en contra de nuestros sentimientos, el cuerpo lo percibe como un ataque, cuando no atendemos a nuestras necesidades vitales también lo percibe como otro ataque. Y cuando nos llenamos de odio, resentimientos, dudas y miedos nos hacemos continuos ataques, convirtiéndonos en enemigos de nosotros mismos.
Así una y otra vez vamos recorriendo la vida, pero en esos estados el cuerpo enferma sin lugar a dudas. La enfermedad es un aviso maravilloso que nos da el cuerpo de que lo estamos maltratando y aguantando tanto.
Todas o casi todas las enfermedades tienen su raíz en un problema emocional no resuelto en la persona. La buena noticia es que podemos aprender a no enfermar y si ya estamos enfermos, nos podemos curar nosotros mismos, todos tenemos la capacidad de contribuir a nuestra propia curación.
Podemos hacerlo cambiando nuestros modelos de pensamientos, pues cambiando lo que pensamos cambiarán nuestros actos y como consecuencia cambiaran nuestros sentimientos hacia sentimientos más puros, de más amor lo que llevara a tener más energía y menos toxicidad en nuestro cuerpo. Ya que los pensamientos que nos perjudican son toxinas para el cuerpo. Si aprendemos a interpretar con exactitud nuestras emociones podremos tomar las decisiones adecuadas en cada momento.
Abandonando la esclavitud de la falta de control mental caminaremos hacia una vida de libertad, pues dejaremos de estar sujetos a las restricciones de los pensamientos. Dejando nuestras acciones en manos de una voluntad sujeta de forma natural a los sentimientos más nobles que todo ser humano tiene en su ser más profundo.
Para curarnos hemos de equilibrar nuestro cuerpo, mente y espíritu.
Ya que
aunque es en el cuerpo donde se manifiesta el problema, es en el espíritu donde
está la semilla del problema, que se encarga la mente cuidadosamente de
desarrollar a través de los pensamientos inadecuados.
Si tenemos una fuerte conexión con nuestro ser interior, unos pensamientos sanos y constructivos, además de cuidar de forma saludable nuestro cuerpo, estaremos sanos. Cuando hay equilibrio entre las tres partes que nos forman, sentimos la alegría de vivir que es lo normal entre los seres vivos del Universo, nosotros no somos una excepción.
El Resentimiento es una de las emociones que más enfermedades produce junto con el miedo. Pero la densidad del resentimiento podemos cambiarla con el sentimiento del perdón, el perdón a nosotros mismos la mayor parte de la veces y luego a los demás.
El perdón beneficia al que lo da, no es para el que lo recibe ya que la carga emocional negativa la lleva el que no perdona.
La otra (mal llamada) emoción que causa muchas enfermedades es el Miedo, que es lo contrario al amor, es un cierre a la entrada de energía a nuestro ser, es oponerte a vivir, es cerrarte a la experiencia que supone tener una vida con ilusiones aunque tengas que correr riesgos, no se puede tener miedo a vivir.
Por qué entonces te pierdes lo mejor de la vida que es crecer, si no experimentas por miedo a fracasar, nunca sabrás si hubieras tenido éxito y tu vida se convertirá en un cúmulo de frustraciones.
El miedo es sobre todo desconfianza, de ti mismo y de que el universo no te de cosas buenas, siempre te da lo que necesitas en cada momento. Porque tú eres el que crea el Universo cada día. Es falta de fe en que tú te mereces lo mejor, tenemos miedo porque en el fondo esperamos lo peor.
Si perdonas y te liberas de los miedos, te podrás curar casi de cualquier cosa.
Las palabras y los pensamientos que has tenido y pronunciado hasta el día de hoy son los que te han puesto en tu situación actual física y emocional.
Hagamos un esfuerzo que merece la pena recuperemos toda la Alegría y el Amor que traíamos al nacer, entonces éramos importantes y nos sentíamos el centro del mundo. Los bebés son osados, piden lo que necesitan y expresan lo que sienten. Haz tú lo mismo. Recuerda que una vez hace mucho lo hacías.
Si no cambias mentalmente frente a una actitud que te ha hecho enfermar, ni el mejor médico del mundo te podrá curar. “Eres un ser perfecto solo tienes que querer recordarlo”.
Las
resistencias que se oponen a nuestro avance son las quejas de nuestro árbol
genealógico.
La metagenealogía parte de la premisa de que determinados traumas y comportamientos inconscientes se transmiten de generación en generación, por lo que para que un individuo tome consciencia de ellos y pueda desligarse de los mismos es necesario que estudie su árbol genealógico.
Tal vez ya visualizamos “la misión loca de nuestro árbol” que puede consistir en una profesión (El abuelo era abogado como nuestro padre y como nuestro caso), en un determinado tipo de casamiento, o en cualquier otra determinación… Cuando nos separamos de su programa establecido empezaremos a encontrar resistencias que simbolizan las quejas de nuestro árbol para que nos liberemos del contrato de lealtad que nos une a él. Estas resistencias son como corrientes marinas que se oponen al avance de un navío. Pueden manifestarse sin que el mismo consultante sea consciente e influyen tanto en su comportamiento, como en hechos sincrónicos que suceden danzarines alrededor del momento en que se pone en marcha un cambio.
Imaginémonos el árbol genealógico actúa como un camarero que lleva su bandeja, cargada con vasos y botellas, apoyada sobre una mano. Cuando un vaso se sale de su sitio (el individuo que toma consciencia), toda la bandeja se desequilibra y eso es lo que el camarero tratará de evitar. Debe encontrar el nuevo punto de equilibrio, es un momento donde el árbol “grita”, se desequilibra el sistema.
Es muy importante entender que cuando nos movemos llevamos a todo nuestro “clan” con nosotros (Se dice que junto a cualquier persona siempre viajan todos sus ancestros, unas catorce personas como mínimo. Los padres, abuelos y bisabuelos).
En algún momento de nuestra vida escuchamos la “llamada” para realizarnos, pero una pared de resistencias se opone a nuestro avance, como una bestia que nos frena. En ese momento necesitamos encontrar a una figura que actúe como maestro/a que nos abra una puerta en esa muralla defensiva que es el árbol genealógico.
También podemos dejarnos conducir por un experimentado arbolista que sin duda nos facilitará el proceso y sabrá cómo trabajar con nuestras resistencias para desarmarlas. El arbolista es un conocedor de los símbolos que se emplean en las diferentes culturas y tradiciones. Señala las cosas que ve y marca el camino, pero es el consultante quién ha de realizar el esfuerzo por sanarse, nadie lo puede hacer por él. Recordemos que aunque un maestro pueda indicar dónde está la puerta, somos nosotros los únicos que podemos cruzarla.
En ese nuevo camino que se nos abre, nos encontramos con aliados que nos ayudan y con enemigos que nos recuerdan la persistencia del pasado. En un punto del camino morimos a lo que éramos y realizamos una “mutación”, traicionamos a nuestro “clan” (En realidad lo que ocurre es que elevamos nuestro nivel de consciencia, dejamos de repetir viejas fórmulas caducas).
Hay que aclarar que nuestro éxito también es el éxito de nuestro árbol genealógico. Lo que nos damos a nosotros mismos, se lo estamos dando a nuestro árbol.
Entendemos que las resistencias son reacciones de defensa. Cada vez que nosotros “movemos algo” nuestro clan también se mueve por efecto del inconsciente familiar que trata de reequilibrar la situación. No estamos atados a ese inconsciente, aunque sin duda nos “fastidia” cada vez que tratamos de transformar alguna cosa.
En muchas ocasiones no queremos cambiar porque nos identificamos más con la identidad que nos dio el árbol que con la propia, porque además, pensamos que si cambiamos ya no nos van a querer igual. Si siempre me han considerado“el vago de la casa”, como el tío Roberto y ahora me vuelvo trabajador… ¿qué va a pasar?, ¡no me voy a reconocer! y para colmo, ¡no me van a reconocer, ni a querer si me salgo del guión mi pobre tío!”
Hay múltiples formas en que esas trampas-resistencias asoman en nuestro avance, pueden aparecer enmascaradas de muchas formas, por ejemplo: no encontrar los datos, o que los encuentre y se me pierdan, llegar tarde o faltar a la cita con el arbolista…
Es bueno que sepamos detectarlas, para interpretarlas y desactivarlas antes de que boicoteen nuestro avance.
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