jueves, 9 de enero de 2020

LOS CONFLICTOS CON LA FAMILIA DE NUESTRAS PAREJAS.



Todo está tan perfectamente hilado que todas las piezas encajan para nuestra sanación, la familia de nuestra pareja no es sólo la familia de nuestra pareja sino la constelación que hemos elegido para sanarnos.
 También los hemos elegido y juegan un rol clave en nuestra vida, en ocasiones no es un rol luminoso sino tenebroso, ya que ellos nos repiten los desprecios y traumas que generaron nuestras heridas de la infancia, justo nos dan donde más nos duele.
Nosotros pensamos que seríamos mucho más felices sin ellos y que todo con nuestra pareja fluiría, si ellos no existieran y esto sencillamente NO es verdad. Justamente es todo lo contrario, las relaciones están diseñadas para hacernos crecer y justo los retos que ellos nos plantean son los que necesitamos para nuestra sanación.

Cada vez que en nuestra mente los rechazamos y pensamos que nos los soportamos y que seríamos mucho más felices sin ellos, nos estamos dañando a nosotros mismos y generando problemas en el plano físico.

Cada vez que aparentamos estar bien y somos correctos y agradables con ellos, cuando en realidad en nuestra mente no los soportamos nos estamos dañando a nosotros mismos con nuestra falta de coherencia y estamos manifestando problemas en el plano físico.

La única solución sería la aceptación, aceptar que ellos sólo me reflejan lo que tengo pendiente de sanar con mi familia de origen y expresarles honestamente desde el corazón lo que me duele. Si nos abriéramos a expresar honesta e íntegramente lo que sentimos sin atacar al otro, se acabarían muchos de nuestros conflictos que en última instancia sólo son malentendidos.

Todos los conflictos que tenemos con nuestra pareja, con su familia, hijos o parejas previas representan traumas no sanados de nuestra infancia.

Nosotros los percibimos a su familia como el ogro feroz, como las personas que más vienen a fastidiarnos, cuando realmente son las personas que más nos impulsan y más nos sanan.

Nosotros aprendimos unas estrategias para ganarnos el amor, que nos llevan a manipular en todas nuestras relaciones, esas estrategias o patrones disfuncionales surgieron como consecuencia derivada de un trauma y la forma insana de relacionarnos en nuestras familias de origen.

Esas estrategias que nos ayudaron a crecer y sobrevivir, pero con el tiempo se convierten en nuestra cárcel, en nuestro ego, en la estructura de nuestra personalidad y no nos dejan ser libres y felices, nos hacen vivir condicionados.

La familia de nuestra pareja nos repite los traumas y las heridas de nuestra infancia, justo esos escenarios que estamos intentando evitar utilizando nuestras estrategias de supervivencia para ganarnos el amor. Es paradójico, pero justo eso que antes funcionaba con nuestra familia de origen, ahora nos genera conflictos.

El juego está diseñado de ese modo para nuestra sanación.

De modo que los conflictos con esta nueva familia nos están sanando porque de pronto nuestras estrategias ya no funcionan y no nos queda más remedio que volver a nuestra esencia.

Si yo aprendí a competir con mi hermano por la atención de papa y yo ganaba. Ahora que soy adulta y la vida me está repitiendo el escenario, en esta ocasión si compito por la atención de mi pareja, siempre pierdo. Hasta que aprendo a estar en paz y relajarme sin sentirme amenazada por el hijo de mi pareja.

En el momento en el que dejo de eclipsar y opacar al otro, dejo de competir, es decir me sano, el hijo de mi pareja cambia radicalmente su actitud hacia mi y pasa de hostil a amoroso.

Si yo aprendí a ser la más inteligente porque en mi casa me premiaban mi intelectualidad o mis notas, la familia de mi pareja se va a sentir amenazada por esta faceta de mi personalidad. En lugar de potenciarme esta actitud como hacían en mi casa, me van a ridiculizar y repeler cuando trato de ser la destacada o la intelectual, de este modo están sanándome, aunque yo los percibo como un fastidio. Ya que yo inconscientemente estoy tratando de agradar a personas que se sienten inferiores cuando están frente a un intelectual, de modo que yo me sano y elimino la necesidad de destacar intelectualmente, ya que es una estrategia de mi ego y ellos paulatinamente dejan de sentirse inferiores al acostumbrarse a mi presencia y todos nos sanamos en ese proceso.

Cuando las cosas parecen ser más difíciles y complejas la familia de mi pareja me está haciendo soltar las estrategias disfuncionales que aprendí en la infancia proveyéndome de una inmensa oportunidad de sanación.

Sentir y llorar las emociones que me provocan estas situaciones es una pieza clave de mi sanación ya que son emociones enquistadas desde la infancia.

De modo que cada vez que haya un conflicto siente y llora tus emociones.

Cada vez que surja la ocasión siente tus emociones.

No las juzgues, aunque sea tristeza o rabia, siéntelas, llóralas, permítelas, sumérgete en ellas y después de sentirlas poco a poco te sanaras.

Esos traumas cerraron tu corazón al amor real cuando eras niño y estos conflictos te permiten sentir todas esas emociones enquistadas.

No las juzgues, no pienses que no deberías de estar sintiendo esto, no hagas como que no te duele, párate, llóralas, siéntelas, permítelas.

Permite el proceso y sentirás paulatinamente amor y un gran alivio ya que los conflictos están precisamente diseñados para liberar todas las emociones que tienes enquistadas desde la infancia.

¡Sentir esas emociones es la clave de tu sanación, permite el proceso y siéntelo todo a tope!!!

Cada vez que permites que el dolor aflore en tu vida y lo sientes en toda su intensidad, estás eligiendo la sanación, estás eligiendo la paz y te estás amando.

Y recuerda que el conflicto está en tu mente, no solucionas nada siendo educado, correcto, atento y agradable mientras en tu mente hay pensamientos de rabia y rechazo hacia ellos. Si lo quieres solucionar en tu vida has de hacerlo primero en tu mente.

El alma gemela no es alguien que te complementa y te hace feliz sino alguien que está diseñado para hacerte soltar todos tus patrones disfuncionales, para confrontarte y devolverte a ti mismo, para hacerte retornar a tu ser o esencia divina.

Esta sagrada misión no sólo le atañe a él o ella sino a toda su familia ya que como todos somos uno y realmente no estamos separados, toda la unión está diseñada para sanar tus heridas, mediante los conflictos pertinentes.

Suena raro decirlo, pero los conflictos nos sanan.

Vivimos tan condicionados tratado de evitarlos escondidos en nuestra personalidad que nuestra pareja y su familia vienen a generarnos todos los conflictos que necesitamos para nuestra evolución, sanación y retorno a nuestra naturaleza esencial. No vienen a hacernos felices sino a llevarnos a nuestra esencia en la que ya somos felices.

Vienen a hacernos sentir todo lo que no queremos sentir y a llevarnos a soltar todos nuestros patrones disfuncionales para hacernos descansar en la paz del ser, en la que ya somos felices.

Esos conflictos te llevan a dejar de escuchar tu cabeza y volver a escuchar tu corazón.

 Autora: Covadonga Perez

1 comentario:

Josefa dijo...

todo lo que dice esta entrada es cierto. Me gustó leer.

Siempre he pensado que por la familia de mi esposo lo tengo a él por eso me he llevado muy bien con mi suegra y mis cuñadas. Al querer a mi pareja los quiero a ellos.
Un beso.

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