- A desplegar mis alas
ante las construcciones y límites que yo misma me pongo.
- A batirlas con más
fuerza cada vez que vaya a ser incoherente con mi esencia divina en mi día a
día.
- A planear con calma,
dejándome fluir con el viento, sobre cada obstáculo, confusión o desaliento que
aparezca en el camino. Me comprometo a transformarlos en impulsos para volar
más alto cada vez.
- Me comprometo a mirar
siempre de frente al Sol, a volar hacia él con voluntad arrolladora cada vez
que una situación tire de mi hacia abajo.
- Volaré y volaré,
agitando mis alas, junto a las alas de mis hermanas para beber de la fuente
inagotable del Cosmos, de su infinito amor que me inunda.
- Encontraré momento y
lugar para reacomodar mis alas, para descansar tocando tierra, respetando mis
tiempos y mis necesidades.
- Solo permitiré que un
compañero o compañera de vuelo viaje conmigo si sus alas me impulsan, me nutren
y me acercan a mi verdadera misión en la Tierra.
- Me alimentaré de los
frutos que la madre Tierra me ofrece sin límites, con respeto y
responsabilidad, y serán otra fuente de energía para continuar volando,
orgullosa de quién soy y de cómo habito este cuerpo y este planeta.
¡Aquí y ahora, mis alas
recobran su vuelo infinito, libre y consciente!
Hecho está.
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