El
alma siempre sabe qué hacer para sanarse, el desafío es silenciar a la mente
Ciertamente
nuestra naturaleza es estar sanos, es estar en armonía con lo perfecto del
universo, sin embargo, pareciese que parte importante del juego es entender
cómo opera nuestra mente y saber que para sintonizar con todo lo maravilloso
que podemos crear, inclusive nuestra sanación, será necesario silenciarla.
Dentro de todos
los misterios que nos rodean y que tratamos de esclarecer de alguna manera
mientras estamos recorriendo este camino, se encuentra el que toda la energía
creadora, la inteligencia divina, está contenida en absolutamente todo lo que
vemos, por lo que cada uno de nosotros lleva consigo esa posibilidad de
materializar todo lo positivo que deseamos.
En adición,
también podemos generarnos cosas negativas, especialmente cuando a nuestra
mente, por algún motivo, se la da por asumir, que algo importante estamos
ganando colocándonos es alguna situación riesgosa, bien sea enfermándonos,
deprimiéndonos, sometiéndonos a situaciones que nos hacen daño, etc, etc, etc.
Los motivos pueden ser tan variados, que pueden ir desde la necesidad de llamar
la atención, hasta la incapacidad de decir no, pasando por amor propio
inestable, miedo a la soledad, creencias erróneas, etc.
Lo cierto es que
tenemos una herramienta súper potente que no tenemos mucha idea de cómo
funciona, es como tener una computadora insuperable, con información ilimitada
y no poder tener acceso a la información que contiene. Ahora bien, si bien la mente
tiene su universo inentendible, al menos sabemos que mientras más tiempo
podamos silenciarla, mayor será el beneficio que obtengamos.
Silenciar
nuestra mente nos permite sanar desde nuestra esencia, nos permite ver el mundo
diferente y apreciar lo que realmente tiene valor, cuando dejamos de prestarle
atención a la mente, todo encaja perfectamente, todo vibra distinto, nos
sabemos capaces de hacer lo que queramos y si nos mantenemos o no en una
situación determinada que nos parece inconveniente, es porque sabemos lo que
tenemos que sacar de esa vivencia.
Cuando logramos
callar nuestra mente, tomamos el control desde nuestro “Yo Superior” y desde
allí nos es posible aligerar la carga que ha desencadenado en una enfermedad,
nos permitimos perdonar, nos permitimos dejar los miedos de lado, nos
permitimos aceptar cosas con las que hemos podido estar en desacuerdo, y
aceptar no significa consentirlas, sino reconocer su existencia y cambiar
nuestra manera de mirarlas.
Al tomar
acciones desde un nivel de consciencia superior, nuestra mente termina por
alinearse al nuevo panorama, evidentemente siempre se hará notar con el drama
que la caracteriza, pero cada vez con menos fuerza y frecuencia, hasta que ella
se sienta cómoda e inclusive trabaje a nuestro favor, a consciencia de que todo
estará bien.
Practica en
silenciar tu mente y tendrás gran parte del camino de la sanación recorrido. Tu
alma sabe exactamente qué hacer, solo dale entrada, siéntela y no permitas que
la mente, aunque con intenciones de protegernos, le robe protagonismo.
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