"Gran parte de la humanidad transita hoy
por la certeza de ser individuos absolutamente separados de los demás seres
humanos y del resto del universo, pero este es el tiempo en el que comenzaremos
a comprender que en realidad somos sistemas vivientes, orgánicamente ligados a
todo lo que existe."
(...)
"Estamos condicionados para sentirnos seres superiores, para creer que los
humanos somos el techo de la evolución. Cualquiera de nosotros, seguramente, se
sentiría sorprendido si le preguntaran seriamente por qué nos creemos
superiores a los animales, a los árboles y las flores, a las nubes y los cristales,
al océano y las mariposas. ¿Pero por qué deberíamos serlo?Después de todo, acabamos de descubrir que nuestro código genético apenas difiere del de los monos e incluso compartimos el 90% de nuestro material genético con muchos insectos.
Es el pensamiento lo que nos separa
de todo lo demás y nos ubica en la cima de una escala jerárquica que no existe
más allá de nuestra mente.
Nuestra civilización recién comienza a pensar en términos de sistemas.
Pero estamos muy lejos de haber
aprendido a vivir como una parte de ellos. El destino -la consecuencia de
nuestros actos y creencias- nos conduce inexorablemente a aceptar nuestra
dimensión planetaria. En este momento discutimos intensamente acerca del
calentamiento global, la depredación de los bosques tropicales, la falta de
agua.
Este es un nuevo y muy difícil
aprendizaje para nosotros, pero más tarde o más temprano, con mayor o menor
sufrimiento los hechos que deberemos enfrentar nos harán comprender que el
planeta Tierra es un organismo viviente infinitamente más complejo que el ser
humano. Y que nosotros somos parte de ese bello organismo.
La etapa en la que cada vez más seres humanos podremos ser capaces de ver en la dulce mirada de un perro, en el maravilloso canto de un pájaro, en la majestuosidad de un viejo árbol, la misma vida que late en todos nosotros; sin necesidad de sentirnos superiores. Cada parte cumpliendo con su función en la totalidad de la vida de este maravilloso planeta, sintiendo la potencia del impulso evolutivo en nuestro ser. Reconociéndonos terrestres.
Empezando a registrar que estamos
contenidos en un sistema inteligente aún más complejo, cuyo centro es el Sol. Y
más allá de nuestro sol, la infinita complejidad multidimensional de la
Galaxia…
¿Queremos realmente seguir aferrados a la mezquina conciencia que nos convierte en los soberbios y solitarios tiranos de la Tierra? ¿O dejaremos que finalmente nuestro corazón se abra ante la evidencia de que somos un aspecto más entre todos los que conforman el sagrado misterio de la Inmensidad?..."
Eugenio Carutti
Astrólogo. Licenciado en Antropología
(UBA)
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