martes, 25 de septiembre de 2018

SANEMOS NUESTRO NIÑO INTERIOR



EJERCICIOS PARA SANAR A NUESTRO NIÑO INTERIOR:
 Ejercicio 1
Busca una fotografía tuya de cuando eras niño y analízala ¿Qué ves en ese niño? ¿Qué refleja su rostro? Ves en el alegría o tristeza, dolor o felicidad, miedo o libertad ¿Qué te transmite? ¿lo amas o rechazas? ¿podrías relacionarte con el?.

 Escribe en un cuaderno, todas las sensaciones que logres percibir.
Si es necesario, puedes ampliar la fotografía.
Ejercicio 2
En una hoja de papel o en un cuaderno, haz un dibujo de cuando eras niño, expresa todo lo que quieres proyectar y elige el material con el que te sientas más cómodo, lápices de colores, crayones, plumones, etc.
¿Qué logras percibir del dibujo que hiciste? ¿Qué está haciendo el niño? ¿Qué colores utilizaste?

Ejercicio 3
En un lugar tranquilo, siéntate cómodamente y elige música suave y entabla una charla con tu niño interior. Platica con tu niño interior e intenta conocer todos sus sentimientos y emociones pregúntale: ¿Qué te gusta? ¿Qué no te gusta? ¿A que le temes? ¿Qué sientes? ¿Qué necesitas? ¿cómo puedo ayudarte a sentirte seguro? ¿Cómo puedo hacerte feliz?.

Este ejercicio funcionará mejor con los ojos cerrados.
Mientras conversas con el ten compasión, apóyalo, demuéstrale que lo amas, que lo proteges y que puedes atender todas sus necesidades, hazle saber que estás ahí para ayudarle siempre.

Vivir una vida donde no haya conflictos es lo ideal, pero para lograr ese estado tenemos que sanar los conflictos que forman parte del crecimiento personal y colectivo. Debemos aprovechar cada dificultad que encontramos en el camino para ahondarla más, para conectarnos con más profundidad con nuestra condición de estar vivos. Perdemos el tiempo cuestionándonos ¿por qué a mí? En lugar de utilizar nuestra energía para observar la lección detrás del suceso. El por qué es reactivo, nos lleva a la melancolía de reciclar el pasado, de culpar a algo, a alguien, o a uno mismo por lo que está sucediendo.
El encontrar la lección o el para qué sucedió lo que sucedió nos saca del pasado y nos trae al presente, donde no hay a quien culpar y si estamos dispuestos a aprender, encontraremos la solución más rápido de lo que imaginamos. Entonces, partiendo de esta premisa vamos a ver cómo podemos amarnos más para no seguir reciclando sufrimientos innecesarios y aprovechar cada situación por difícil que aparente ser.

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