Mejora
tu relación con el dinero. La mayoría de las personas no relacionan sus creencias, con el dinero.
Todos llevamos incorporado un termostato mental que marca el límite máximo
sobre el dinero que te permites. Esto depende, en gran medida, de las mentiras
que te hayas creído acerca del dinero: no
me interesa el dinero, no puedes ser rico y espiritual, para hacerse rico hay
que trabajar mucho,
pobre pero honrado, es más noble y espiritual ser pobre, los ricos son gente mala, no puedes divertirte y ganar dinero, no soy buena con el dinero, si yo gano es que alguien pierde, no hay suficiente dinero para todos, más vale malo conocido que bueno por conocer, el dinero no es importante, el dinero corrompe, cuanto más ganas más impuestos pagas, el dinero no da la felicidad, el dinero es sucio…¿Te suenan? No te preocupes, lo importante no es lo que pensabas sino cómo vas a empezar a pensar a partir de ahora. ¡Desecha las creencias que no te ayuden a llevarte bien con el dinero! Durante mucho tiempo pensé que una persona espiritual no necesitaba el dinero.
pobre pero honrado, es más noble y espiritual ser pobre, los ricos son gente mala, no puedes divertirte y ganar dinero, no soy buena con el dinero, si yo gano es que alguien pierde, no hay suficiente dinero para todos, más vale malo conocido que bueno por conocer, el dinero no es importante, el dinero corrompe, cuanto más ganas más impuestos pagas, el dinero no da la felicidad, el dinero es sucio…¿Te suenan? No te preocupes, lo importante no es lo que pensabas sino cómo vas a empezar a pensar a partir de ahora. ¡Desecha las creencias que no te ayuden a llevarte bien con el dinero! Durante mucho tiempo pensé que una persona espiritual no necesitaba el dinero.
Aumenta
tu coeficiente de inteligencia financiera. La inteligencia financiera es lo que hace ricas a las personas y no el
dinero. Esta consiste básicamente en dejar de trabajar por dinero y crear un
sistema de ingresos múltiples que trabaje para ti. ¡Sí, has leído bien, quizás
sea tu sueño hecho realidad!
-Contar con una única fuente de ingresos es una temeridad: crea un sistema
de ingresos pasivos, es decir, aquellos que una vez creados siguen
proporcionando ingresos sin apenas esfuerzo porque no requieren tu presencia,
ni demasiado mantenimiento.
-Diferencia entre empleo y activo. Si trabajas en un empleo, cada vez
tienes que trabajar más para ganar lo mismo. Si creas un activo cada vez
trabajas menos hasta que empieza a trabajar para ti. No puedes poseer un empleo
pero sí puedes poseer un activo. No puedes vender un empleo pero sí puedes
vender un activo. Un empleo deja de darte dinero cuando te detienes y en cambio
un activo seguirá proporcionándote dinero después. ¿Ves la diferencia? Un
trabajador está tan ocupado en su trabajo que no tiene tiempo de pensar cómo
hacerse rico.
-No trates de resolver los problemas de dinero sólo con dinero. ¡Sé
creativo!
-Vender tiempo es limitarse. Sólo dispones de 24 horas al día. Cuando tú te
paras tus ingresos paran.
-Todo en la vida tiene un precio y el dinero no es una excepción, ¿estás
dispuesto a pagarlo?
-Diferencia entre gasto bueno y gasto malo. ¿Gasto bueno? Como te lo digo. El gasto bueno se paga a si mismo (es
una inversión disfrazada de gasto). El gasto malo lo paga quien lo hace y no lo
recupera nunca (es un despilfarro disfrazado de necesidad).
-Reduce el uso de tarjetas de crédito. Acostúmbrate a pagar en efectivo. Si
crees que, al fin y al cabo, es lo mismo. Prueba durante un tiempo, ¡qué tienes
que perder!
-Aprende el vocabulario de la riqueza. Por ejemplo, hay palabras muy pobres
como: fácil, difícil, suerte, imposible,
problema, fracaso, intentar, miedo… Y palabras muy prósperas como: misión, compromiso, ilusión, servicio,
oportunidad, confianza, inversión, pasión… Recuerdo que en un taller que
estaba impartiendo sobre solución de problemas, hablando precisamente del
vocabulario que utilizamos, una señora me preguntaba con cara extrañada ¿Va a
cambiar algo mi vida porque cambie las palabras que utilizo? ¡Pues sí señora!
Ya dijo el filósofo inglés Ludwig Wittgenstein: Los
limites de mi lenguaje son los limites de mi mundo. Pero no me creas,
no tienes por qué creerme -le dije- ponlo en práctica y me cuentas. Si quieres
saber más acerca de cómo nos afectan las creencias y el lenguaje, lee sobre PNL
(programación neurolinguítica)
Haz de
tu talento una profesión que proporcione sentido y significado a las personas,
a cuantas más, mejor. Algunas pistas que nos proporciona el autor sobre la dirección que está
tomando el mundo profesional con esta globalización que, por cierto, viene para
quedarse: Si tu trabajo puede hacerlo un
ordenador, búscate otro. Si tu trabajo puede hacerlo un robot, búscate otro. Si
tu trabajo se basa en la experiencia, búscate otro. Si tu trabajo no es
creativo, búscate otro. Si tu trabajo no aporta significado, búscate otro. Si
tu trabajo es muy manual, búscate otro. Si tu trabajo puede digitalizarse,
búscate otro. Si tu trabajo puede hacerse por menos, búscate otro. Si tu
trabajo no te apasiona, búscate otro. Y si ya lo has buscado y no
lo encuentras, ¡Créalo tú! Hazte un favor: no desperdicies tu talento en un
trabajo anodino.
Fuente: El Codigo del Dinero de Raimon Samso
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